Un motivo para ir
Un millón de porqués para quedarse
Quieto
Y, al rato, desaparecer tras la niebla
Me regalas una oración de ángeles caídos
Con una sonrisa temblorosa
te anuncio la derrota y dos rosas rojas
El camino se ha quedado vacío
Sólo se adivinan piedras silentes a su pesar
Árboles deseando escapar
Y un corazón con sordera de latido
Tú
Pájaro sin alas
Que andas desvalido
Huyendo del cielo
Añorando vuelos y desfiladeros
Algún día seremos los mejores
Cuando el Universo nos dé silencio y olvido
Sueños del viejo álamo
Cantos de cigarra en montes perdidos
Y la mirada azul de mar
espiando los secretos del infinito
Quise recuperar el segundo, el ayer, el hace un momento
Pétalos en la mano
Ya no existe la flor en ellos
El aroma de lo que no fue
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